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Monday, June 13, 2011

Joaquim 'Purito' Rodríguez o la injustícia de TV3 amb el ciclisme

Em sap greu dir això perquè considero que Televisió de Catalunya és un referent dins l'Estat en molts aspectes, però no en el tracte a un esport que gaudeix avui dia d'elements catalans prou significatius com per parar-li més atenció. En són exemple Joan Antoni Flecha (per primer, i de moment únic cop, un català és roda a seguir a les clàssiques de les llambordes), Josep Antoni Hermida (campió del món de BTT) o Joaquim Rodríguez, el Purito, un home que l'any passat va acabar com a número 1 del món en ciclisme professional de carretera.

Joaquim Rodríguez ha corregut un dels Giros més durs de la història, el que Alberto Contador acaba de guanyar amb suficiència. Ell buscava guanyar una etapa i no ho ha aconseguit. S'ha hagut de "conformar" amb un cinquè lloc. Un cinquè lloc al Giro d'Itàlia! Quanta gent ho sap? Què ha fet TVC? El seguiment ha estat molt pobre, igual que quan Flecha ha fet podi a la París-Roubaix o Hermida ha estat campió del món. Això sí, si Alguersuari queda setzè, repeteixo, setzè, al Gran Premi de Can Ecclestone gairebé obre un telenotícies. És desmesurat.

'Purito' en una de les dues victòries del Dauphiné
Afortunadament hi ha premsa especialitzada de fora de Catalunya que valora com cal el que està aconseguint el Purito. De vegades cal fer una ullada a fora per veure com es valora de debò a la nostra gent, perquè nosaltres som incapaços de fer-ho amb un interès mínim. Per això reprodueixo tot seguit un article de la contraportada de Meta 2Mil, periòdic de ciclisme, signat per un gran periodista d'aquest esport, Chema Rodríguez. Ah, i quan el mestre Rodríguez escrivia aquestes línies el Purito encara no havia guanyat dues etapes de muntanya consecutives al Criterium del Dauphiné.


'Purito' apura la colilla del Giro

(Article de Chema Rodríguez al setmanari Meta 2Mil, contraportada número 1.198)

Me gusta la actitud un tanto chulesca de Purito Rodríguez, cuyas ambiciones están incluso por encima de su calidad ciclista. De ese descaro le viene, como bien es sabido, su apodo. Debe haber habido corredores de parecido o mayor arrojo, tan seguros como él, pero sólo he tenido trato personal con otro de similares virtudes, o defectos, según se mire, porque hay pusilánimes a quienes desagrada el tono de firmeza y confianza que emplea en sus manifestaciones el ciclista catalán. Me refiero a Vicente Belda, quien siendo aún mucho más pequeño que el catalán hacía bueno en la carretera aquello de que a los hombres no se les mide por la estatura. Belda, como Purito, decía estar bien siempre, antes de cualquier carrera, y no manifestaba complejo de nada ni miedo ante nadie. El de Cocentaina quería ganar hasta a las chapas y le gustaba cargar con la responsabilidad de líder. A lo largo de su carrera deportiva prefirió ser cabeza de ratón que cola de león y quizá por eso no se movió nunca del equipo Kelme, del que fue figura emblemática. Si  hubiera medido un palmo más quizá habría recalado en el Kas, que era el mejor equipo español de la época. Fui testigo de un comentario susurrado por Juan José Urraca, mánager del equipo vitoriano, a Ramón Mendiburu, a la sazón seleccionador nacional de la RFEC. Estábamos en el aeropuerto de Barajas, junto a la cinta transportadora a la espera de que salieran las maletas. Regresábamos del Mundial de Nurburgring '78. Vicente había sido seleccionado para el Mundial tras ganar una etapa en la Vuelta a España y haber destacado en su primera temporada como profesional con el equipo Transmallorca. Belda estaba junto con otros componentes de la selección, al otro lado de la cinta, y Urraca no le quitaba los ojos de encima. "Es que es tan pequeño...", le susurraba Urraca a Mendiburu. "Sí, pero tiene muchos cojones", le respondió el responsable del equipo español. Finalmente, el gerente de Kas debió pensar que el pequeño ciclista alicantino desentonaría en los pósters del equipo. Eso que se perdió.

Clase, convicción y trbajo

A Joaquim Rodríguez le ha costado años ganarse los galones de líder. Quizá lo haya conseguido en plena madurez porque lo suyo es una mezcla de clase, convicción y trabajo. A los 30 ha conseguido ser el puto amo del Katusha y ha podido demostrar a su anterior director, Eusebio Unzué, cuán equivocado estaba al no confiar en él para grandes pruebas por etapas. Quizá no esté a su alcance una victoria absoluta, pero su presencia en las etapas clave está asegurada y un puesto en el top ten está más que garantizado. Pero una de sus virtudes es la regularidad, mantener un punto competitivo alto a lo largo de toda la temporada. Gracias a eso consiguió el año pasado ser el vencedor del Ránking de la UCI.

Detrás de esa regularidad, de la tremenda fuerza que emana de su pedaleo en los tremendos demarrages sobre las rampas más exigentes, se esconde mucho trabajo. Purito se machaca entrenando como pocos por las montañas andorranas. Le mete muchas horas, mucha altura y mucha intensidad a su trabajo sin que les suponga excesivo sacrificio; entre otras cosas porque disfruta con su profesión. El hijo del taxista ama su oficio y sabe ue sólo trabajando duro y cuidando hasta los más mínimos detalles podrá estar en la carretera a la altura de sus ambiciones, de sus declaraciones y de sus rivales. "Quiero buscar en el Dauphiné la victoria que se me escapó en el Giro", dijo antes de tomar la salida en la exigente prueba francesa, sin apenas recuperar de la tremenda edición de la corsa rosa. "Estoy cansado pero con el punto de forma que me ha dejado el Giro puedo intentar ganar en alguna de las cuatro etapas que terminan en alto", añadía el menudo pero recio ciclista catalán. (Nota: n'ha guanyat dues).

En busca de la etapa perdida

Purito anda fastidiado por no haber conseguido ganar una etapa en el Giro. La buscó y la tuvo cerca. Segundo en Castelfidardo y tercero e Sestriere, se quedó con la miel amarga en los labios y el quinto puesto final de la general sólo es ungüento para sus heridas. No le espera el Tour y queda buen trecho hasta la Vuelta. Eso le permite apurar al máximo su punto de forma, estrujar un poco más las reservas de su organismo, alimentar su palmarés y su ego con una de sus clásicas victorias; esas que ya no gozan del factor sorpresa, porque todo el mundo las espera y las teme; esas que vienen a rubricar uno de esos ataques que hacen saltar los pulsómetros y traspasan los umbrales anaeróbicos a menos de un kilómetro de la llegada. No tendrá enfrente al francés Gadret para que le amargue la fiesta, ni al belga Gilbert, que en un mano a mano limpio es el único que le doblega con cierta facilidad, pero seguro que le saldrán otros rivales dispuestos a dificultarle la tarea. Ninguna carrera es fácil de ganar y siempre hay rivales difíciles de batir... El rescoldo de forma que Joaquim Rodríguez conserva del Giro y pretende avivar en el Dauphiné se enfrenta a la fuerza de nuevos fuegos que se encienden en la prueba francesa para alcanzar su apogeo en el Tour. La misión no es tarea fácil. Su rueda, si aguanta hasta el final con los mejores, será la más vigilada. Pero Purito no se arredra ante la dificultad. Yo diría que le estimula el reto. Debe llevarlo en los genes. Bendita chulería la suya.

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